Con un gol de Eladio Rojas, la Selección derrotó a Yugoslavia y alcanzó el podio por primera vez en una Copa del Mundo.
A pesar de la caída ante Brasil –los eventuales campeones– en semifinales, los ánimos no decayeron en el elenco nacional, y aún existían las ganas de conseguir un resultado histórico en la definición por el tercer puesto. Así lo sentían también los casi 67 mil hinchas que llegaron aquella tarde de sábado, 16 de junio, al Estadio Nacional, a presenciar el duelo ante la selección de Yugoslavia. Los europeos venían de una gran campaña: segundos en el Grupo A, derrotaron a Alemania Federal en cuartos de final, y sólo cayeron ante Checoslovaquia en el último partido.
Para aquel desafío, Fernando Riera dispuso un 4-2-4 que casi no variaba al once que enfrentó a los brasileños en la ronda anterior. Los tres cambios fueron en el arco, donde Misael Escuti le cedió su lugar a Adán Godoy; en la defensa, con Humberto Cruz en lugar de Carlos Contreras; y en delantera, ya que tras la expulsión de Honorino Landa ingresó en su lugar Carlos Campos. De esta manera, Chile salió al césped del Nacional con Godoy en portería; Luis Eyzaguirre, Cruz, Pedro Sánchez y Manuel Rodríguez en la zaga; Jorge Toro y Eladio Rojas en el medio terreno; para dejar en ofensiva a Jaime Ramírez, Campos, Armando Tobar y Leonel Sánchez.
El encuentro, de pierna fuerte por parte de los forasteros, no se complicó en demasía para los nacionales en los primeros 20 minutos, que manejaron los hilos a placer y probaron las manos del arquero rival. Sin embargo, a los 21’ se lesionó Toro, y el mediocampo sintió el golpe, y cedió metros ante la presión yugoslava.
Aún así, la Selección pudo mantener su arco en cero gracias al buen trabajo de sus zagueros, y fue acomodándose nuevamente en la cancha. En el segundo lapso, y a pesar de los golpes que resintieron a Campos y Rodríguez, Chile no perdió la superioridad en el campo, y siguió creándose más opciones de gol que el adversario. Y cuando ya parecía que el partido tendría que irse a la prórroga, llego el esperado tanto nacional.
En una jugada simple, Godoy interceptó un ataque rival y jugó rápidamente con su lateral izquierdo. Eyzaguirre avanzó y se la entregó a Rojas, quien al igual que ante la Unión Soviética en cuartos de final, avanzó metros y sacó un potente disparo a más de 30 metros del arco. Esta vez el balón rozó en el defensa Vlatko Markovic, lo que descolocó completamente al portero Milutin Soskic –subcampeón de Europa y campeón olímpico–.
Llegó el desahogo de los locales, que instantes más tardes escucharon el silbato que sentenció el tercer lugar para la escuadra chilena en la Copa del Mundo, cerrando de gran manera su localía. .
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