El defensa de La Roja Sub 17 estuvo presente en todos los duelos de la Copa del Mundo de Japón en 1993, donde Chile conquistó un histórico tercer lugar.
En 1993, y luego de clasificar por primera vez a un Mundial Sub 17, La Roja dirigida por Leonardo Véliz consiguió un logro inédito en Japón y conquistó el tercer lugar.
A 27 años de ese hito, Dante Poli, zaguero de la escuadra nacional desde el Sudamericano de Colombia y luego en todos los duelos de aquella Copa del Mundo, recordó dicho logro, el cual llegó tras una larga preparación que se inició un año antes.
“Veníamos del Sudamericano de Colombia y nos conocíamos muchísimo porque habíamos hecho varias giras para prepararnos. Entonces, viajar a Japón para cumplir un sueño de ir a un Mundial, a esa edad, era algo extraordinario. Más encima, era un grupo que disfrutaba lo que hacía, lo pasábamos bien jugando más allá de la presión de conseguir resultados. En general, nos encantaba competir, pero pasarlo bien. Ese fue el espíritu que nos acompañó, muy bien guiados por el ‘Pollito’ Véliz”, analizó el defensa sobre el elenco que se “basaba en tener la pelota y de mucha explosión de mitad de cancha para arriba”.
Además, llenó de elogios al técnico de dicha escuadra por su rol integral en el crecimiento del equipo. “Fue muy partner siempre. Era un tipo apasionado por lo que hacía. Él era un complemento perfecto con el PF Óscar Solinas –falleció en 2016–. Eran exigentes, pero a la vez tenían esa parte lúdica para enseñar. Más allá de la seriedad, el compromiso, y todo lo que íbamos obteniendo, que evidentemente era importante como logro deportivo, ellos siempre se preocuparon primero de que estuviéramos bien”, explicó. “Bajo todo punto vista, en esa época el ‘Pollo’ fue un factor importantísimo”, agregó.
En su análisis de aquel equipo, Poli enfatizó en la cercanía y “familiaridad” que existía entre los integrantes de este. “Nosotros estuvimos en muchas concentraciones, muchos viajes. Se creó una relación muy cercana con el DT y entre los jugadores. Éramos como una familia. Entendíamos mucho sus decisiones porque las compartía, las explicaba", manifestó, para luego profundizar sobre el nexo entre los futbolistas.
“Nos llevábamos increíble. Éramos todos intensos, teníamos 16 años, así que imagínate: adolescentes que andábamos por el mundo haciendo lo que más nos gustaba, que era el fútbol. Por suerte no hubo rivalidad desde quién jugaba o no jugaba. Se creó siempre un ambiente de conjunto, que creo fue muy valioso”, apuntó quien hoy se desempeña como comunicador.
La fama
Sobre el ambiente que rodeó a aquella Selección Chilena, Poli recuerda un episodio en particular. “Había mucha efervescencia cuando nos despidieron post Sudamericano, se llenó el Santa Laura, era impresionante. Había cierta fama y en ese sentido destacaban ‘Seba’ Rozental y Héctor Tapia”, contextualizó.
“Veníamos saliendo de un ascensor en Japón, se abre y se escucha un griterío. Había gente afuera, saludando. Héctor Tapia asume, con esa inocencia del momento, que él era el blanco de esos gritos. Al final, era que en el ascensor venía con nosotros alguien que era medio famoso o importante, no recuerdo. Lo terminamos cargando, porque ¿cómo alguien en Japón nos iba a reconocer? Así de agrandados estábamos”, recordó.
Sin embargo, no todo fueron risas en la escuadra juvenil, que debió afrontar un escenario adverso en su debut mundialista. “Notamos en el primer tiempo que estábamos nerviosos, ya que íbamos perdiendo 2-0 con China. Nos dimos cuenta que más allá de pasarlo bien, y la experiencia de estar ahí, teníamos que meterle seriedad. Y por suerte lo revertimos en el segundo tiempo”, aseguró sobre el duelo que terminó 2-2.
El tercer lugar
Tras superar la fase de grupos, Chile derrotó a Checoslovaquia (4-1) en cuartos de final y luego cayó ante Ghana (0-3). Sobre aquel duelo, el zaguero se sincera: “Eran mejores. Da lo mismo que hayan sido mayores o no. Eran más rápidos, más potentes, era un equipo superior al nuestro”.
A pesar de la caída, La Roja Sub 17 aún podía volver del país asiático con un logro histórico para el fútbol nacional, y el 4 de septiembre de 1993 enfrentó a Polonia para definir el tercer puesto del certamen. Pero, a los 26 minutos, un autogol de Poli complicó a los chilenos, y fue el mismo defensa quien “enmendó el error” en la segunda mitad.
A los 77’, el zaguero avanzó por la izquierda y, tras amagar, fue derribado por Marcin Szulik y el juez cobró penal para Chile. “Faltando muy poco, llega esa jugada en que me meto al área y, efectivamente, creo que saqué provecho de saber que el defensor iría con fuerza desmedida. Lo que pasó después, quedará a interpretación de cada uno, pero yo creo que me toca y con eso justifico mi piscinazo”, recordó entre risas.
Rozental marcó desde los doce pasos, y La Roja empató el encuentro, llevándolo a la definición por penales. Allí, tanto Lobos como Tapia, Galaz y Garrido anotaron sus lanzamientos, mientras que Salas atajó los primeros dos, quedándose el tercer lugar en manos de La Roja.
“Ellos lo tenían súper claro. He visto la repetición y los ejecutantes tenían una capacidad increíble”, aseguró quien estaba designado para patear en sexto o séptimo lugar. “Fue inolvidable lo de ‘Monito’ Salas, quien no llegó como titular y se ganó un lugar en Japón, lo que fue un acierto pleno del entrenador. Fue fundamental. Era grandote, largo, atajó bien en los penales, daba mucha seguridad”, agregó el ex futbolista.
Disfrutar
La Selección juvenil fue recibida de manera heroica en su regreso a Chile, y Poli reflexionó sobre cómo procesaron dicho éxito. “Uno lo dimensiona más en el tiempo. En el momento disfrutamos como chicos de 16 años que habían logrado algo muy difícil de hacer, casi imposible, sobre todo tan lejos. Estábamos muy contentos, y emocionados en especial por el ‘Pollo’ Véliz”, comentó, rememorando también lo que significó aquella experiencia mundialista.
“Para nosotros todo era increíble, hasta los frigobar que teníamos con latas de Coca Cola de regalo. Era demasiado mágico, y lo canalizamos como algo muy lindo y no como una presión extra, si no que de aprovechar esta súper experiencia”, reflexionó.
“Familiarizarte desde los 15 años con cantar la canción nacional fuera de Chile nos terminó marcando mucho. Lo viví con mucho cariño”, aseguró el ex seleccionado, quien también dejó un mensaje para quienes se inician en este deporte a temprana edad.
“Lo que siempre digo y recomiendo, sobre todo para los chicos que están empezando en un mundo más profesional, donde todo el mundo te está exigiendo, donde hay representantes y familias que están detrás de lo que puedas lograr; es que disfruten. Esa frase cliché que pasa tan rápido, pero a la vez es tan real. Cuando uno logra converger esas dos cosas: ganar, ser competitivo, como también pasarlo bien, salir a la cancha y disfrutar, es impagable. Cuando uno es chico, con mayor razón, porque esa etapa no la pueden olvidar. Ahora tienen que disfrutar, más que sobrecargarla con tanta responsabilidad”, cerró.
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