La derrota por 3-1 ante Argentina le impidió a los nacionales avanzar a semifinales, cerrando su participación con dos victorias.
Después de los resultados positivos ante México (3-0) y Francia (1-0), La Roja se jugaba ante Argentina el paso a las semifinales del primer Mundial organizado por la FIFA. Ambas selecciones llegaban con igual número de victorias, por lo que el ganador del cotejo se adueñaría del Grupo A y se instalaría entre los cuatro mejores.
El entrenador nacional Jorge Orth dispuso el ingreso de Víctor Morales en la zaga por Guillermo Rivero, además de Juan Aguilera y José Arellano por Carlos Schneeberger y Tomás Ojeda en ofensiva.
De ese modo, el Estadio Centenario de Montevideo vio saltar al campo a una oncena nacional compuesta por Roberto Cortés en el arco; Ernesto Chaparro y Morales en la defensa; Arturo Torres, Guillermo Saavedra y Arturo Carrasco en el mediocampo; Aguilera, Carlos Vidal, Eberardo Villalobos, Guillermo Subiabre y Arellano en el ataque.
El cuadro trasandino dominó el desarrollo del juego desde los primeros minutos y lo hizo notar en el marcador cuando a los 12’ y 13’, Guillermo Stábile puso el 2-0. El atacante argentino, a la larga, se convertiría en el primer goleador de una Copa del Mundo gracias a sus ocho conversiones durante todo el torneo.
La respuesta chilena fue inmediata. A los 15’, Subiabre convirtió el 2-1, aumentando las esperanzas en el elenco de Orth. Sin embargo, tras el descuento, el vértigo inicial decayó y el juez pitó el final de la primera fracción sin cambios en el resultado.
En la segunda etapa, Argentina repitió la fórmula, y apenas iniciado el complemento, el atacante Marino Evaristo puso el 3-1. A pesar de algunas aproximaciones de La Roja, el marcador no se movió más.
La derrota le impidió a la Selección Chilena avanzar a semifinales, pero la instaló en el quinto lugar de la tabla general de rendimiento. A la fecha, es la segunda mejor participación histórica de La Roja en una Copa del Mundo tras el tercer lugar de 1962.